Y digo bien cuando digo en camino, porque todavía tendrá que llover mucho hasta que por fin nos encontremos con una inteligencia artificial sólo vista o soñada en películas futuristas y en el ámbito de la ciencia ficción. Ésto es así, mal que nos pese a los aficionados a la simulación. Sin embargo, y a raíz de lo que se ha podido ver y leer en otros medios especializados (algunos muy sobrados a la hora de hacer valoraciones -previo sobre como de costumbre- Los Sims 4, sino va a ser el videojuego de tipo social perfecto, sí tiene toda la pinta al menos, de que supondrá un antes y un después en la saga, superando a su anterior entrega en muchísimos aspectos ya consolidados.
Pero claro, siendo optimistas, experiencia sobrada a los desarrolladores no les falta, a pesar de que son pocos los que quedan del equipo original. Y es que parece que fue ayer cuando, allá por el año 2000, y mientras el mundo todavía se quitaba las legañas producidas por el efecto informático del mismo nombre, que una veterana Maxix, creadora de la serie SimCity y bajo la tutela de Electronic Arts, desarrolló el que sería su primer videojuego de estrategia y simulación social. Un título que aun resultando una suerte de experimento; más por la gran cantidad de directrices de las que hacía gala que por ser realmente original (Theme Hospital le sacaba casi cuatro años y en cierto modo se asemejaba), haría las delicias de los jugadores y significaría la puerta de entrada a los videojuegos para otro tipo de público, sobre todo el femenino en especial. ¿Quién no ha tenido una novia que no jugara a otra cosa que no fuera a Los Sims? Pues yo también. (El buscaminas no cuenta).
Parecía mentira que alguien pudiera entretenerse observando a unos seres virtuales animados y con vida propia al otro lado de la pantalla, desarrollándose y evolucionando en una especie de Gran Hermano televisivo; de hecho aquel esperpento -a cada cosa por su nombre- salió a la luz el mismo año y poco más tarde, y si entendimos su enorme éxito entre las masas, podemos también ligarlo al obtenido por el propio videojuego. Porque amigos y visitantes, si de defectos sobramos los humanos, uno de ellos es el cotilleo.
Pero más que disfrutar de la vida ajena, es nuestro afán por querer dotar a cualquier tipo de vida, virtual o no, de lo que viene a ser la personificación. Lo hacemos con los animales y hasta con los objetos, así que por qué no hacerlo con un videojuego. Sufrimos, reímos, e incluso llegamos a deprimirnos o a sentirnos satisfechos con algo que ni siente ni padece realmente. Y parece que los Sims 4 nos introducen todavía más de lleno en este hecho. Que levante la mano el primero que no se haya entristecido al ver languidecer hasta la muerte a nuestro personaje.
Y por aquello de comenzar la casa por el tejado, hablaremos del desarrollo de los verdaderos protagonistas de esta cuarta entrega: los propios Sims; criaturas virtuales a quienes sus creadores han dotado de una serie de características fisionómicas y emotivas, que harán que cada uno de los personajes sea único para desarrollarse y evolucionar a lo largo de la partida y en el conjunto de la comunidad. Ya no sólo de manera individual, con lo que subirán y se penalizarán sus distintos estados (siempre según sus aspiraciones: deportista, abogado, escritor, etc) sino también como parte de una unidad familiar o un individuo más en mitad de un nutrido grupo social. Sin duda una tarea pendiente que parecía haberse perdido en parte, en su tercera entrega; no porque no existiera, sino porque de algún modo ésto no repercutía demasiado en el entorno del personaje ni acarreaba grandes consecuencias. De hecho, que un Sim estuviera pasando por una dura etapa durante su corta vida virtual, apenas desajustaba el desarrollo intelectual de los sims más cercanos y ni siquiera sus "familiares". Las personalidades y las motivaciones estaban ahí, y es cierto que éstas incidían en mayor o menor modo en el resto de las interacciones; si un Sim se enfadaba, éste manifestaba su frustración en base a lo que sucedía a su alrededor y a su vez repercutía en la opinión que otros personajes tenían de él pero no mucho más. En Los Sims 4 parece ser que las vidas virtuales que aparecerán en el juego se comportarán por fin de un modo más realista y algo menos virtual.
Se vaticinan nuevas animaciones, acciones gestuales por parte de los personajes (dotando a cada uno de los sims de una personalidad única); con toda probabilidad bastante menos "ortopédicas" e irreales de las que el anterior adolecía. Se rumorea incluso, que ahora mismo los personajes ocuparán un sitio dentro de su mundo virtual; colisionando con objetos y otros sims, al igual que lo haría una persona en la realidad. Y si hay que apartar a alguien aunque sea a empujones para llegar al baño, lo harán. También, por desgracia, se avecinan innumerables DLCs.
Así pues, por lo dicho, Los Sims 4 parece que nos va a dejar un buen sabor de boca. Poco innova salvo las muchas mejoras. Pero puede suponer el paso que necesitamos para que la franquicia dentro de unos años y en un par de entregas alcance la perfección. No estaría nada mal un personaje que actuara del mismo modo que en la vida real, que fuera nuestro asistente, y que siguiera viviendo en la nube mientras nosotros hacemos otra cosa. Sólo cabe esperar que de todo lo vertido, al menos, todo lo bueno que se nos presenta no quede en agua de borrajas. Pronto lo sabremos.
Hasta la próxima entrada.
Curiosa reflexión sobre los sims. N osabia que jugaras a esta saga, yo he de reconocer que le di mas al primero.
ResponderEliminarEl resto al ver que todo eran promesas incumplidas y expansión tras expansión, los envié a freír espárragos. Entiendo que al ser el mundo real siempre habrá cosas y cosas a añadir, pero que siempre empiecen de 0 sin contar todo lo que tenia el anterior titulo me parece una tomadura de pelo.
Tranquilo Sikus. Ya sacarán un DLC :P
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