3 de julio de 2023
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Xogo - Retro: Análisis de Sonic "The Hedgehog" (SEGA Mega Drive / Genesis) + Cómo lo Conocí

7/03/2023

Uno de mis defectos confesables, también respecto a los videojuegos, es el de ser reticente a aquellos cambios -en apariencia beneficiosos- que alteren mi recuerdo y, sobre todo, mi primera impresión. Hablamos de un personaje, un nuevo diseño (con cambio de sexo incluido) o una nueva puesta en escena, lo que sea que transforme mi primer recuerdo, normalmente tradicional. Me sucedió con el reboot de Tomb Raider (2013), Final Fantasy 7, Wonder Boy y también con Splinter Cell. Todos ellos buenos juegos, títulos que intentaban atraer a generaciones más jóvenes, pero que para mi gusto pervertían en gran parte la obra original. Era como si el Quijote se reeditase con un lenguaje moderno y  secuencias pasadas por un nuevo prisma, pasándose por el forro la obra que Cervantes plasmó tal como llegó a escribirse en parte desde el siglo XVI. No sólo se cambiaría su recuerdo sino también su personalidad. Sé que esto es una perogrullada, pero aunque parezca increíble es algo difícil de entender para la mayoría de la gente que no pasa de los treinta años. Y sólo tenéis que ingresar en Google Final Fantasy 7 o Resident Evil 3 para comprobar cuál de las versiones han desbancado a la otra a la hora de aportar información. 

Así comienza la aventura de Sonic. 

Pues con Sonic 1, del que ya os hablé con ocasión de su versión de Master System durante una entrada de abril del año 2020 (aquí), me surgió algo semejante durante al menos más de dos décadas hasta que me decidí a tomármelo en serio hace bien poco. Y es que aunque me parecía un título interesante, entretenido y técnicamente envidiable además de sorprendente en su tiempo (con gráficos más trabajados, sprites mucho más grandes y una velocidad endiablada además de un colorido intenso), me pareció a principios de los años 90 algo más aburrido y menos profundo, un juego muy bueno porque todo hay que decirlo, pero que por aquel entonces no tenía muy claro que fuera un videojuego de plataformas para mí. Deduje así que gran parte de la causa de mi relativo desdén hacia el título había sido tan simple como haberme llegado mucho más tarde (yo no tuve Mega Drive hasta hace bien poco), por ser un juego mucho más rápido y menos pausado que no parecía tanto de plataformas, pero sobre todo porque el primer juego del erizo que pasó por mis manos había sido el de 8 bits. Repito: me parecía un videojuego muy bueno, sin duda, y de hecho me sorprendió el nivel técnico cuando tuve conocimiento de su existencia y eché a volar todos mis sueños al ver las primeras imágenes en alguna revista, pero es que le echaba un vistazo a la versión que yo tenía de Sonic y éste nunca me llegaba a convencer.

Sonic Master System vs Sonic Mega Drive y cómo lo conocí (si esto no te interesa pásalo hasta el propio análisis):

Antes de ir al meollo y sintiendo mucho todo el tocho -para explicarme y esas cosas del querer, y porque es parte de mi vida jugona- quisiera poneros en antecedentes y explicaros por qué a mí ahora, con todo lo que sé, me parece absurdo y pueril confrontar a dos juegos tan diferentes como he podido constatar en muchos foros con rankings de votos y demás tonterías. Que si papá o mamá, que si culo o teta... Al menos ahora pienso así, porque puede que en mi primer análisis que hice sobre el personaje de Sonic pareciera lo contrario... Bueno, era así... pero no me había puesto en serio con éste hasta este año jugándolo poco a poco (es lo que tiene tener tantos sistemas y videojuegos por casa...). 

Para empezar, Sonic en Master System fue, y es, porque sigo jugándolo de vez en cuando con lo que jamás tuve nostalgia del juego (más su primera entrega que cualquiera de las otras por parecerme de todos el más accesible y que más mamado tengo), uno de esos videojuegos mágicos por infinidad de motivos y de los que más gratos recuerdos y sensaciones guardo y que mejor explotan la potencia de la consola; de esos que salen una vez en muchísimo tiempo, como los Mickey de SEGA, Final Fantasy 7 en Playstation o Super Mario en Super Nintendo. Me refiero a esos juegos que han supuesto un cambio de rumbo en la forma de jugar y de disfrutarlo, de hacer que uno sienta que es parte de su universo, además de contar con una esencia increíble imbatible pese al paso del tiempo y con una jugabilidad prácticamente perfecta y de sobrada identidad.

La diferencia técnica es evidente, pero Sonic 1 es igual de bueno en ambos sistemas. Imágenes de SonicRetro.

Además, y en mi caso, Sonic 1 (para abreviar) era de los mejores y más flamantes videojuegos que poseía en mi catálogo y de los que a mi entender de entonces creía que técnicamente rozaban el techo gráfico de la consola (aunque luego vi cosas como Sagaia, Out Run Europa, Land of Illusion o, sin ir más lejos, su continuación Sonic 2. Un juego colorista que aprovechaba muy bien la paleta de colores de Master System, con un sistema de plataformas directo y divertido, melodías de ensueño (todavía mejores con ese hack creado en FM), y una variedad tremenda de escenarios tanto en el diseño de éstos como en la multitud de enemigos y su detalle, contando también con un claro hilo ecológico argumental. Un juego que echaba por tierra gran parte de lo que había visto hasta el momento en mis cartuchos y que a la vista sin más detenimiento parecían algo simplones, y además con una fluidez tan buena que creía imposible que los 8 bits para casa podrían mover. También os digo que mi experiencia y conocimiento fue mejorando durante los años siguientes, amén de que de chaval era más impresionable y tampoco conocía ni había probado la mitad del catálogo de Master System como sí he podido hacer gracias a haber aumentado mi colección y la emulación. Aún así, ver al erizo de esta entrega en movimiento (porque una imagen no plasma realmente lo que nuestros ojos y otros sentidos quieren enseñar) era y es toda una experiencia, una delicia y una proeza jugable en un videojuego como aquel. En su momento, cuando me hice con él en un rastrillo porque lo compré de segunda mano al año o dos de haber salido, recuerdo mirar la caja y pensar que era lo más moderno y potente que podía tener.

Fue entonces, y aquí no sabría deciros cuándo ni cómo, aunque sí recuerdo haberlo visto en revistas porque yo era un chaval de muy poca tele salvo cuando podía jugar los sábados o alguna película o serie visible para toda la familia, que descubrí la existencia de un videojuego llamado exactamente igual y que parecía que estaba volviendo locos a los jugadores que por aquellas fechas se habían decidido a dar el salto a las consolas de nueva generación. Otro Sonic, con el mismo protagonista que me encantaba, aunque con una velocidad mucho más vertiginosa y con un nivel técnico superior. Con sprites y gráficos mucho más grandes, definidos y con mejor movimiento, y toda una infinidad de detalles que hacían palidecer en los pantallazos a mi querido Sonic original. Eso sí, sólo para Mega Drive...

Sonic 1 de Mega Drive es un videojuego endiabladamente entretenido y atemporal. 

Pero la Sega Mega Drive era una consola que yo todavía no poseía y que como mucho había visto de lejos o en las revistas (ni llegaría a tenerla salvo catarla de manera anecdótica hasta ya bien mayorcito por el año 2001, creo que con Golden Axe), pasándome toda la época de 16 bits anclado en mis 8 con la consola que ya tenía por casa y a la que de vez en cuando regalaba con algún cartucho nuevo o prestado. Catando también otras consolas cuando podía o cuando me las prestaban. Así, en mi casa hasta mucho tiempo después, la reina y la máquina que más se ponía bien entrados los años 90 en el televisor Sanyo de plastico negro que tenía la familia en el salón, era la SEGA Master System. De hecho, y pese a mis escarceos con Super Nintendo, F-Zero, Super Mario World o Killer Instinctmi salto adelante fue directamente hasta los 32 bits de Playstation, consola que compré por aquellos años con 32.000 pesetas en un Centro Mail. Recuerdo al dependiente, un tipo de gafas delgado y vestido de negro que parecía sacado de una oficina (imagino que ya estará jubilado), quien se echó a reír cuando le dije que venía de una MS, a lo que él contestó que era como pasar de un 600 a un Ferrari.

Con lo dicho, este Sonic de Mega Drive, salvo probarlo en emuladores muchos años más tarde (que fue cuando realmente supe cómo se jugaba y olía), lo aparqué del todo olvidándome de él y mientras para mí el único erizo posible eran los que andaban por el monte y el de 8 bits. Videojuego que, sé que ya lo he dicho, cumple mejor mis expectativas plataformeras y mi modo de juego, además de que le tengo muchísimo cariño por formar parte de mi adolescencia y porque considero que tiene una serie de características por encima de la versión de 16 bits. De exploración más calmada, con un sentido de plataformas mucho más acusado, y las esmeraldas ocultas por los niveles que suponen un aliciente más. En definitiva, un juego que casa mucho más con mi forma de jugar normalmente relajada y que, pese a coincidir en la mayoría de sus aspectos y respetar gran parte de los niveles así como su concepto, sigue siendo un juego completamente diferente. Pero algo similar me sucedió con Castle of Illusion, del que también os dejo el enlace, que aunque teniendo su versión de 16 bits mucho más espectacular gráfica y técnicamente, me sigo quedando con el de la anterior generación.

Las fases de Bonus sirven en esta ocasión para hacernos con las esmeraldas.

Y fue así que pasaron los años sin mayor pena ni gloria, aunque siempre con la idea de darle finiquito y disfrutarlo como Dios manda, porque en el fondo era una espina que tenía clavada y por considerarlo un imprescindible que tenía que jugar sí o sí; por lo que había significado en la industria pero sobre todo porque había llamado bastante mi atención. Me había gustado, había conseguido probarlo, pero siempre se anteponían las ganas de echarle la mano a otros, falta de tiempo o qué sé yo. Llegué a emularlo en muchísimas ocasiones pero no fue hasta 2016 cuando por fin pude disfrutarlo plenamente en una Mega Drive. Fue, y pensaréis que exagero, pero como si en mis manos tuviera el Santo Grial. Jugué Green Hill, todos los tres actos completos, pero me detuve al pasar el primero de Marble Zone. Supe entonces que de acabarlo no lo haría en serio hasta que fuera en mi propia consola y con mi propio cartucho, quizás para rellenar esa parte de la historia jugona que yo no tenía hasta aquel momento. Y ay amiguitos... aquí la cosa cambiaba y mejoraba por muchos enteros la experiencia de emularlo, jugarlo en un teclado o incluso introducir una rom en la Snes Mini para probarlo y quitarme un poco el mono. Sentir en mis manos el propio cartucho, leer el manual y palpar toda su caja, es algo indescriptible que sólo los que amamos el formato físico podemos entender. Se ha convertido ahora mismo en uno de mis videojuegos favoritos de todos los tiempos (la frase me encanta pero le viene al pelo) y, pese a estar un peldaño para mi gusto por debajo de la entrega de Master System, sólo lamento profundamente no haberme acercado mucho antes a él.

Y ahora sí, el análisis como tal.

La portada de Sonic era simple pero maravillosa. Algo diferente a la de Master System. 

Sonic The Hedgehog para SEGA Mega Drive:

Desarrollado por un entonces jovencísimo Sonic Team y publicado por SEGA en junio del año 1991 en los Estados Unidos, y un mes después en las regiones restantes, sería en ese año la primera vez que el público podría disfrutar de este videojuego y franquicia, sin contar la versión que tiempo más tarde hicieron, como ya he dicho y creada desde cero para ser un título completamente diferente, en la SEGA de 8 bits. Un personaje que actuaba como revulsivo contra la fuerza imparable de Mario y que desterraba para siempre al que hasta ese entonces había sido la mascota y referencia de la compañía nipona, (pobre Alex Kidd). El marketing, y por recomendación de un occidental para apoyar las ventas de la máquina sobre todo en territorio americano, contó con una campaña brutal y raramente vista en aquellos años, vendiéndose la consola con el mismo videojuego (aunque SEGA ya lo había hecho con Master System y  más tarde en Mega Drive regalando uno de sus primeros juegos: Altered Beast), consiguiendo que las ventas se dispararan y pudiendo competir con Nintendo en igualdad de condiciones, propiciando una segunda entrega un año más tarde, Sonic 2, en el año 1992.

Hasta aquí la historia de su publicación y desarrollo resumida a muy grandes rasgos que la mayoría  ya conoce, pero si deseáis saber más sobre este juego en concreto tenéis Google para buscar información extra como la incluida en la Wikipedia. Aquí voy a hablar de mi libro y de mi experiencia.

Con Sonic para Mega Drive volvemos a "disfrutar" de las fases acuáticas en las que nos faltará el oxígeno.

Historia de Sonic 1 para Mega Drive

Como Sonic -historia que comparte con su homónimo de Master System y que ha ido acompañando al personaje a lo largo de toda la franquicia- nos enfrentamos al Doctor Robotnik (Eggman en algunas versiones), un científico loco y bigotudo (malvado de turno en toda la saga) que ocasiona no pocos desvelos debiendo medirnos las fuerzas en el último acto de cada uno de los niveles, mundos o zonas jugables, contra su maquinaria y él mismo. Empeñado en utilizar sus industrias y ejército de clones robóticos con el fin de contaminar el planeta, secuestrando animales y obligándoles a servir como autómatas para sus máquinas, llevando a cabo sus planes de poner patas arriba el mundo y la vez a sus pies. El mensaje -que ni la foca Seabert- es sumamente ecológico, con lo que además divertirnos y resultar un reto desafiante también añade un componente muy loable con el que adultos y pequeños disfrutaron de lo lindo y, espero, que las nuevas generaciones sepan apreciar. Si hay un videojuego típico para toda la familia y entrañable, Sonic 1 es de los que más.

Cuenta además con dos finales posibles -uno bueno, que todavía no he conseguido pero que se andará, y otro no tanto- dependiendo siempre de conseguir todas las esmeraldas ocultas o no (en esta entrega de 16 bits son seis). Ya veremos que en esta versión es bastante más difícil hacerse con ellas y para mi gusto con una experiencia más original, sí, pero menos entretenida que en las más amables de 8 bits.

Sonic rodeado de animalitos y cochinillos incluidos. 

Gráficos:

Escenarios espaciosos, entornos detallados y de colores vibrantes con animaciones gráficas en lontananza que hacen todavía más apetecible perderse por entre sus mundos (digan lo que digan los odiosos de la paleta de colores que usa la consola es uno de los juegos más vistosos que podáis echaros a la cara y sobre todo en el fantástico e icónico Green Hill),  la variedad de Sonic es a prueba de bomba en cada uno de los niveles. Sobre todo con un movimiento en pantalla del personaje completamente fluido y que responde a nuestras evoluciones con rapidez como lo haría el mejor de los Arcades incluso en el formato PAL. Lo primero que nos llama la atención de este Sonic es el salto gráfico y el cambio absoluto respecto a los videojuegos que por aquellos primeros años 90 estábamos acostumbrados a ver. Aquí no sólo se dota al título de una jugabilidad endiablada y casi perfecta a velocidades de infarto, sino que además la puesta en escena es tan potente en sus dos dimensiones, que todavía hoy después de más de tres décadas sigue siendo perfectamente jugable, actual y "bonito" de ver. La versión japonesa difiere en algunos aspectos menores que lo hacen si cabe algo más atractivo que sus contrapartes occidentales; con nuevas animaciones y otros detalles difícilmente olvidables), pero incluso en el formato PAL ya mencionado y que fue el estandarte en Europa pese a sus detractores, Sonic 1 -al menos para la época en la que salió y con NES comiéndose todo el mercado- no tenía rival. Ni Mario ni María. Sin más.

Los sprites del personaje se llevan la palma por su diseño y carisma, demostrando que a veces es bueno darle a la sesera, teniendo en cuenta las muchas revisiones que se hizo de éste incluso en la elección de colores como el de sus zapatillas hasta el producto final. Es además un juego grande y monumental con niveles para nada lineales y con diferentes caminos posibles que invitan a rejugarlo, con elementos que -teniendo en cuenta que fue éste el primero y no el de 8 bits- se siguen copiando en la actualidad. Las animaciones del personaje son estupendas incluso si soltamos el mando y lo dejamos en espera (algo que estandarizaron Mickey y este personaje en concreto en 8 y 16 bits), siendo un personaje que va cogiendo más velocidad a medida que avanzamos o que de repente se detiene con relativa inercia, a pesar de que las físicas no son del todo perfectas y los más sibaritas se suelen quejar. Sonic puede atacar en todas las direcciones posibles saltando sobre éstos o arrollándolos, siendo sus enemigos otros que han recibido lo suyo gráficamente (no tanto los animalitos que rescatamos al final de cada acto, algunas décimas por debajo del resto y más repetitivos aunque en general muy simpáticos) mostrando un acabado perfecto donde diferenciaremos a toda la "fauna" del juego sin limitarse a un cambio de colores como solía ser -y sigue siendo en videojuegos actuales- lo más habitual. Les acompañan también unas buenas animaciones, tanto en los contrincantes más rápidos como en aquellos más torpes, llevándonos una grata sorpresa ante los jefes finales (Robotnik a lomos de alguno de sus inventos), donde el tamaño de éstos es bastante más grande que la media comparándolo sobre todo con su hermano menor. 

Las fases de bonus, allí donde se ocultan las esmeraldas, aunque son muy correctas y cambian la perspectiva y el ritmo del juego (con parallax al fondo creando un falso efecto casi tridimensional y digno de cualquier epilepsia), son quizás la parte gráfica más empañada teniendo en cuenta que, a excepción de las piedras citadas, son casi de transición. A mí especialmente me gustan más las que vimos en Master System, bastante más fluidas y entretenidas, dejando lo de las Esmeraldas del Caos fuera de éstas y obligándonos a la exploración. No es una queja, es sólo una apreciación.

El malvado Robotnik aquí también usará sus ingenios para incordiarnos. 

Sonido:

Aquí la batuta la pone el genio Masato Nakamura, quien con cada una de las piezas ameniza las zonas convirtiéndolas en inseparables y magnificando cada una de ellas obligándonos a no olvidarlas como ya hizo Yuzo Koshiro en su homónimo de 8 bits. Destacan aquí las piezas del nivel que da inicio al juego y que repetiría en muchas otras entregas, siendo todas ellas memorables aunque entre mis preferidas se encuentre la de Marble Zone. Sonidos todos ellos junto a su banda sonora de calidad contrastada y que sería imposible disfrutar del juego sin que éstas le acompañasen en su totalidad. La versión USA obviamente suena algo más rápida y parece más disfrutable, pero si nos fijamos, y eso sólo pasa con las melodías excelentes, la de territorio europeo suena francamente bien. Lo malo es que siempre tendemos a las comparaciones, y eso amigos, es una soberana basura que no nos deja ver mucho más allá.

Sonic cuenta con algunas animaciones que lo hacen más singular y divertido. Aquí, a punto de caerse.

Jugabilidad:

Este es, de todos, el fuerte de esta entrega y, en definitiva, de toda la saga del erizo incluso en sus versiones más plataformeras y, supuestamente inferiores, de Master System (pese a que éstas hacen un menor uso del acelerador). La velocidad. Sin embargo, para bien o para mal, acabarse cada uno de los niveles en el menor tiempo posible y lanzarse en picado colina abajo utilizando los muchos atajos (perdiendo la mayoría de los objetos y la vertiente exploradora que Sonic de Mega Drive también contiene aunque no tan marcada como en su hermana pequeña) es, para mi gusto, contraproducente por diversos motivos. No digo que no sea ésa la esencia del juego en algunas fases y lo haga divertido (sobre todo en Green Hill), que lo es, pero, a mi parecer y por preferencia (por eso me gusta muchísimo la de 8 bits), y sobre todo si es la primera vez que uno disfruta de este título y pretende terminarlo en serio, es preferible centrarse en la búsqueda y exploración de rutas alternativas, disfrutar de cada enemigo y sus evoluciones, lugares secretos y recogida de anillos, además de que jugar de ese modo hace que uno lo pueda disfrutar y dosificar mucho mejor. Las caídas y lanzamientos, y el hecho de que Sonic pueda alcanzar velocidades realmente altas además de otorgarnos al final de cada fase un bonus de tiempo, están muy bien y son magníficas en un videojuego que hace de esta característica su mejor lema, pero yo prefiero dejar esa vertiente para segundos intentos, que estoy más que seguro de que los habrá. De todos modos, tal velocidad es relativa como ya he dicho, ya que ésta es sólo posible en determinados momentos. Por desconocimiento y por haber jugado sólo durante los primeros compases, la mayoría de los jugadores creen que este Sonic es de los que estás todo el tiempo corriendo... y no es así.

La duración media puede rondar entre la hora y la hora y media, o algo más, si es la primera vez que jugamos y lo hacemos de este modo más calmado, reduciéndose considerablemente si pasamos a "fume de carozo", como dirían en tierras galaicas de suevos y no miramos atrás. Sonic para Mega Drive convence y mucho, y destaca en todos los apartados con niveles que no son para nada lineales y que cuentan con diferentes caminos que lo hacen muy rejugable. Un salto, lo que parece un vacío o un trayecto con el que no contábamos, y descubriremos posiblemente una parte por la que no habíamos ido y con suculentos regalos introducidos en cada uno de los monitores que se esparcen por toda la fase y que deberemos romper. Aquí sí que creo que gana respecto a su versión de 8 bits, más lineal. 

Sonic cuenta con, además de los enemigos de fase, con multitud de trampas. 

Pero Sonic no se limita a circular por cada fase como pollo sin cabeza (dividida en tres actos con una pequeña sorpresa antes del final que nos conduce a un nivel especial. Lo que ya se vio en Master System (si fue a ese al primero que jugamos), también está aquí reflejado aunque con las diferencias aplicables a su capacidad técnica. Hay muchos niveles similares en concepto y momentos que recordaremos y genuinos, rematando cada una de las partes del nivel en una batalla sin cuartel contra el propio Robotnik. Siempre montado sobre su aparato volador.

Gracias a la superioridad técnica de la consola, Sonic para Mega Drive cuenta aquí con los famosos "loopings" y descensos que costarían mucho más implementarlos en las versiones menores y que se intensificarían en sucesivas entregas. Además, y al contrario que en 8 bits, en esta versión sí recogemos las anillas que podemos perder si un enemigo hace contacto con nosotros evitando que perdamos una vida, acumulando éstas llegando hasta 100 (y dándonos una vida extra) o enviándonos a la fase de bonus que gira constantemente y en 360 grados, donde recoger una de las esmeraldas si superamos la cifra de 50. Así mismo, y para que no todo sea un baño de lágrimas, contamos con diferentes potenciadores que, igual que en MS, veremos en los muchos monitores que nos vayamos encontrando (que en su época me dejó bastante sorprendido y me pareció hasta futurista). Desde la típica vida con Sonic dibujado hasta los que nos dan diez anillas, pasando por los que nos dan un escudo o que nos ofrecen más velocidad e invulnerabilidad. Me fascina cómo, y sé que lo comparo demasiado con el juego de Master, se acabó implementando la práctica totalidad de las características de este título en un juego en teoría muy inferior. Sonic aquí utiliza para todo su espectacular giro, también contra los enemigos, algunos de ellos con su propia estrategia para no perder una vida y con su propio punto débil y, al final del tercer acto, especialmente cuando hayamos acabado con uno de los combates contra Robotnik, liberando a los animalitos. El juego contempla para el puntaje los enemigos abatidos, el número de anillos recogidos, y el tiempo en que tardemos en superar el nivel. De nosotros depende cómo jugar.

En sí, Sonic para MD no es un juego muy difícil durante sus primeros compases, aunque nos obliga a tomar cierta estrategia y seguramente diferentes intentos en los últimos actos. Existen zonas y momentos difíciles que pueden atragantarse y desesperarnos (los niveles acuáticos tras los pasos de Robotnik son los que más) pero, en general, es un título muy llevadero y disfrutable. Yo me lo acabé con 2 continuaciones y obteniendo bastantes vidas en la primera de las partidas (además de otras veces que jugué y llegué a varios actos del final). El motivo es tan sencillo como que ese día (este domingo pasado por la tarde, que fue cuando me lo acabé) jugué bastante mal y ya sabéis que uno no siempre está a lo que tiene que estar. Lo que no quiere decir que a vosotros os pase lo mismo...

Los paneles de final de acto y la suma de puntos cuentan en Sonic con su protagonismo.

Conclusión:

Como ya he dicho en los primeros párrafos de la entrada, y a la espera de que edite algo que se me haya pasado añadir porque siempre se me pasa, creo que me resistí durante demasiado tiempo a este juego por ser desconocedor de sus grandes virtudes. Un título enorme, entretenido, divertido y fascinante con momentos muy desafiantes, y que me ha provocado grandes sensaciones y emociones, sobre todo una vez llegado a su final (incluso levanté los brazos como si hubiera llegado a una meta). Me he pasado gran parte de las partidas que he jugado, en su consola original y con su cartucho, recordando al que fue para mí el primero, el de Master System, descubriendo que no hay más pelea estúpida que intentar ver cuál de ellos es mejor. Los dos son muy buenos juegos, con sus diferencias, sus pros y sus contras, pero ambos muy disfrutables y necesarios el uno con el otro ya que comparten muchísimos puntos en común. Luego ya están las preferencias de cada uno, pero no hay que echar porquería encima de uno para que sea el otro el que prevalezca.

Lo he gozado muchísimo y he subsanado por fin esa espina que llevaba tantos años clavada, y es a partir de ahora que este juego guardará para siempre un rinconcito en mi corazón. He disfrutado del cambio gráfico en algunos niveles que compartían ambas entregas y, sólo ahora, a la espera de que pueda terminarlo con todas las esmeraldas recogidas (para ver el verdadero final), podré empezar Sonic 2, también en su formato original.

Totalmente, y obligatoriamente, recomendadísimo. 

Mi copia original y completa de Sonic para SEGA Mega Drive.

Mis dos Sonic, el de la izquierda es de la Master System. Personalmente una carátula más bonita.
 

Aquí os dejo otro cartucho y caja de Sonic para Mega Drive. 

Lo mejor:

-Es un Sonic en dos dimensiones de la época. No necesitas saber más.

-Dos finales posibles.

-Entornos variados con su propia ambientación y enemigos propios de cada nivel.

-Buena duración. Una hora o algo más al menos del tirón.

-Robotnik hace gala de sus apariciones como jefe final en varias ocasiones. 

-Si jugaste primero a la de Master System o Game Gear, verás muchísimas cosas en común.

-Es un juego esencialmente distinto al de Master, con lo que doble diversión y sorpresa.

-Técnicamente es muy bueno y no ha envejecido para nada. 

-Buenísima banda sonora incluso con velocidad Pal.

-Es desafiante en algunos momentos.

-Tiene diferentes rutas para llegar a tu destino, con lo que es muy rejugable.

Lo peor:

-Las fases Bonus son algo caóticas y es el único modo de hacerte con las Esmeraldas.

-La versión Pal se come algo de pantalla, aunque no mucho.

Curiosidades:

-La versión japonesa tiene más animaciones en el entorno que la hacen muy interesante de ver.

Hasta la próxima entrada.

*Entrada todavía pendiente de actualizaciones.

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