16 de diciembre de 2020
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Xogo - Retro: Análisis - Medal of Honor (Playstation)

12/16/2020

Conocida por la gran mayoría de los amantes del belicismo y la acción de trincheras, la saga Medal of Honor es, por méritos propios (y porque de ella han bebido muchos otros videojuegos que llegaron después), una de las franquicias más importantes e influyentes de su género. Es verdad que como tal ha vivido tiempos mejores y son varios los títulos que ya la han superado, pero si algo hay que reconocerle al mal llamado "hijastro" de Steven Spielberg es su protagonismo en calidad de rey absoluto en la generación de 32 bits que lo vio nacer.

Medalla de honor. Para ti, para siempre.

Siendo jovenzuelo y con todavía la película de 'Salvar al soldado Ryan' en memoria, me estrené en la saga con Medal of Honor: Allied Assault un lejano verano del año 2002; con un espectacular nivel dedicado a Omaha y la sensación de encontrarme atrapado en el tiempo, reviviendo los más importantes momentos de la Segunda Guerra Mundial. En adelante seguiría con otros nombres de la franquicia, desde versiones de compatibles hasta portátiles, pasando sobre todo por las versiones originales que aún atesoro en mi colección de  Playstation 2. El último y el más reciente que he jugado, y del que he hablado aquí mismo, es Medal of Honor (2010), que si bien me entretuvo y aprobó de sobra en la mayoría de sus aspectos, de alguna manera siempre me dio la sensación de ir a medio gas.

Medal of Honor para Playstation:

El que hoy me ocupa no es otro que el videojuego que dio nombre a la saga y que surgió en 1999 de las mentes maestras de Dreamworks (estudio cofundado por el cineasta Steven Spielberg y artífice principal del juego) como exclusivo de la primera Playstation de Sony, la gris. Un juego que a pesar de tener más de veinte años encima -que se dice pronto- presenta bastantes más virtudes que defectos. Y por poner un ejemplo: quedaros con su capacidad para mostrar todo el nivel con una única carga (recordad que PSX no tenía mucha memoria y solía dividir en varias zonas otros fps), con una ambientación muy conseguida y animaciones, y sin ninguna ralentización. Un claro prodigio de ideas sólo lastrado por las propias limitaciones de la consola.

Frontal de la caja en Playstation. Versión Europea.

Historia:

Medal of Honor es una oda a todos aquellos hombres que murieron por su patria y la libertad en contra del Tercer Reich. Tiene el honor además (nunca mejor dicho aquí y ahora) de ser la primera franquicia "popular" que se tomó la contienda con un rigor, seriedad y realismo sin igual. Sin demasiados proamericanismos típicos estadounidenses que hemos visto a patadas, lo cual ya resulta increíble, y con un mimo y un detalle que hasta ese instante era muy raro de ver.

Tomando el control del teniente James Patterson, quien también sale en otros títulos de la franquicia, nos infiltraremos entre las líneas del enemigo durante los últimos meses de guerra, saboteando y pisoteando los planes e intereses de Hitler y del nazismo en general. La única ayuda posible corre a cargo de nuestros superiores y nuestro enlace Manon Batiste, espía francesa, quienes al inicio de cada fase nos narrará los diferentes pormenores de cada misión. Manon, por cierto, es un personaje que repite en la siguiente entrega: "Underground", aunque esta vez como protagonista, siendo seleccionable en este Medal of Honor en multijugador.

James "Jimmy" Patterson, nuestro alter ego en el juego.
 

Gráficos:

Aunque en el año 1999 todavía no se había tocado techo gráfico con la consola, lo cierto es que no hay mucho que objetar sobre el aspecto final de este título dadas las circunstancias. A simple vista se trata de un juego un pelín deficiente en cuanto a texturas y modelado (con poca resolución y una distancia de dibujo muy pobre que interfiere en el aspecto jugable), pero con unos personajes enemigos que aprueban con nota incluso de cerca, sobre todo como defensores de Hitler y su extinta bacanal. Podemos decir lo mismo de los escenarios, algo vacíos y en cierto modo no muy amplios, lineales y oscuros por norma, ignorando -a pesar del intento fallido por ofrecer un videojuego basado más en el sigilo que en el combate directo- otras vías alternativas, pero provistos de una excelente ambientación. A partes iguales un juego técnicamente por debajo de otros títulos de la época, pero que en general sube peldaños al mostrar unas rutinas sobre la media; como inteligencia artificial avanzada, aunque con sus luces y sombras, y todo ello sin sufrir el más mínimo tirón.

Llama la atención el hecho de que siempre actuemos de noche y que no encontremos demasiados enemigos en una misma zona, pero ese es otro de los trucos llevados por el estudio para ocultar la incapacidad y limitaciones de la consola de Sony. Y es que sean espacios exteriores o interiores, muy rara vez veremos más allá de nosotros a unas pocas decenas de metros, lo que provoca que la mayoría de los enemigos nos vean primero y ataquen sin que apenas nos podamos defender. Por suerte también ocurre al revés, aunque eso es más bien debido a cierto margen de "estupidez" no solventada pese a ser muy buena, en cuanto a su inteligencia artificial.

Por desgracia los escenarios suelen ser bastante lineales, vacíos y poco amplios.


Los modelos poligonales, aunque ya hemos dado alguna pincelada al respecto, tienen un buen nivel de detalle, aunque el punto más fuerte o lo más destacable es, en exclusiva, las animaciones con la que cuentan, su variedad y reacción (quizás lo más sorprendente y novedoso entonces de todo el juego), llevando cada encuentro a unas muy altas cotas de realismo. Desde soldados arrastrándose y parapetándose en las esquinas o aprovechando el cubrirse con otros objetos, hasta los que mueren con el gatillo apretado como en las películas o los que nos devuelven las granadas que malamente les intentamos colar. 

Otro punto a favor es el diseño de las armas que lleva el protagonista. Muy bien realizadas y con una serie de secuencias tanto de disparo como de recarga absolutamente completas y realistas. Eso sí, hoy en día ampliamente superadas, pero para la época y puesto que contaba con asesoramiento militar, era sin duda de lo mejor.

Aunque los escenarios no están muy cargados, la ambientación está muy bien lograda.

 

Sonido:

Bajo la batuta de Michael Giacchino y con un parque de sonidos realmente excelente, cada uno de los niveles de Medal of Honor goza de una banda sonora increíble que le dota aires de auténtica superproducción. Una cantidad generosa de temas a la altura de las mejores películas, y que le entra como un guante a cualquiera de las misiones que, por momentos, se llenarán de epicidad. Además cada una de las piezas parece cobrar ritmo según la acción que haya en pantalla, disfrutando de momentos de relativa calma y otros en los que se nos saldrá el corazón de la emoción. Muy recomendada también para escucharla por separado una vez fuera del juego. 

Las diferentes voces en alemán de los enemigos (existe un truco que las convierte al inglés aunque no lo recomiendo), los sonidos de ambiente elegidos, el narrador y tanto el sonido realista de las armas como el de su entorno, son sin duda varios de los puntos más fuertes del juego y, aunque no hay demasiada vida por las características propias de la consola y porque ello supondría un notable esfuerzo a nivel hardware, el sonido ambiente y de guerra creado para la ocasión forma una atmósfera tan perfecta que suple cualquier otra limitación.

No os hagáis ilusiones. En Moh ni pilotamos vehículos ni nos enfrentamos a ellos.
 

Jugabilidad:

Al igual que cualquier otro fps (first person shooter, para entendernos) digno de la época, la interfaz de partida es básica y funcional. Consiste en una barra de vida que imita la forma de una brujula, y que iremos rellenando a base de raciones y botiquines. No tenemos ni armadura ni nada que se le parezca, aunque sí un elenco de armas -no demasiado extenso pero funcional- entre las que destacan pistolas, rifles, escopetas, bazookas, ametralladoras y granadas de mano, que alimentaremos gracias a la munición esparcida en paquetes o directamente del enemigo. También nos serviremos de algunas armas montadas (ojito con ellas cuando nos apunten), tan contundentes que destrozarán la vibración de nuestro Dual Shock. Porque sí, es compatible con el Dual Shock. De hecho será gracias a los sticks analógicos que podremos apuntar con más precisión (pulsando R2), dañando en el punto más apetecible de nuestro enemigo: piernas, manos, cabeza... etc, siendo éste en su mayoría, si es que no se lo lleva el casco primero, un disparo mortal.

Siete son las misiones que tiene Medal of Honor para Playstation; con niveles extra entremedias y a las que podremos acceder tras una pantalla de "briefing" o vídeo de entrada, además de leer cuáles son nuestros objetivos. Misiones que, una vez finalizadas, y tanto si conseguimos como no una medalla (que variará dependiendo de nuestra puntería, enemigos derrotados, tiempo, impactos efectuados y recibidos, etc) nos mostrarán a modo de resumen todo tipo de estadísticas. Lo bueno es que siempre podremos volver a rejugar esa misma fase para mejorarlas y a su vez conseguir todos los extras ocultos, que no son pocos. 

Pero uno de los apartados más divertidos y que era casi indispensable para quienes disfrutaban de este tipo de juegos y no podían permitirse más de una consola o juego, era el multijugador a pantalla partida. Una experiencia fluida y con una buena variedad de mapas y armamento, entre las que destacan las pieles o "skins" para esta modalidad; desbloqueables una vez termina uno el juego o consigue diversas medallas (también mediante trucos), como Shakespeare o Churchill entre muchos otros.  Sé que ahora los juegos ya tienen de todo, pero entonces no era algo habitual.

 

Entre fase y fase se irán intercalando algunas imágenes como ésta.

Inteligencia Artificial:

Si bien no era el único juego de su género entonces y ni mucho menos el mejor (en Pc había mucha chicha ya por aquellos años), tenía no obstante una serie de ideas muy novedosas en cuanto a sistema de juego e inteligencia artificial. Los enemigos, ciertamente eran genéricos en su mayoría y estaban limitados en cuanto a detalle, y sin embargo gozaban de algunas lindezas que, si funcionaban como tenían que funcionar, simplemente te dejaban a cuadros. Así veíamos soldados realistas que te flanqueaban y atacaban siguiendo otra ruta como otros que utilizaban todo el escenario y se parapetaban, hasta aquellos que se arrastraban persiguiéndote por los conductos de ventilación o que cambiaban de arma según la distancia a la que nos detectaran. Como ejemplo impagable uno que viví en mi partida, cuando uno de los soldados alemanes me devolvió una granada... Por desgracia hay que decir en su contra que la mayoría de los npcs son sordos y no serán pocas las veces que estaremos masacrando a sus compañeros mientras ellos de espaldas seguirán sin activarse.


Conclusión

A la vista de actualizar esta entrada con algún otro detalle que se me haya pasado, foto, o bien por detenerme un poco más en la redacción (las prisas os aseguro que no son nada buenas), creo que queda más que patente todo lo que he disfrutado con este juego. La ambientación, la banda sonora, las diferentes reacciones de los enemigos y lo bien que se mueve en pantalla, me han sorprendido gratamente. Tenemos texturas muy planas y hasta ridículas (algunas incluso parecen pintadas por un niño) y aunque en la mayoría de las ocasiones la distancia de dibujo ha supuesto un problema en los enfrentamientos, es un juego que sólo por su importancia hay que jugar. El multijugador ,a pantalla partida es una verdadera gozada y, si obviamos el hecho de que los escenarios son lineales y los contrincantes son en general bastante cegatos (cuando no estúpidos), tiene los suficientes elementos y detalles, incluso a nivel de inteligencia, como para darle una oportunidad.

El juego transcurre siempre de noche o en espacios oscuros.

Lo mejor:

-7 misiones con diferentes niveles. Es un juego de durabilidad muy decente.

-La ambientación.

-Algunos detalles relacionados con la inteligencia artificial.

-Bastante rigor histórico.

-El guión, aunque nada del otro mundo, es del propio Steven Spielberg.

-Buenísima banda sonora. 

-El juego contó con la ayuda del propio ejército de los Estados Unidos.

-El sonido de las armas es el real.

-Multijugador a pantalla partida bastante divertido.

-Bastantes extras.

-La segunda entrega, Underground, mejora cada uno de los aspectos de este juego.

Lo peor:

-Distancia de dibujo demasiado escasa.

-Algunas texturas parecen un chiste, como las del agua o de la propia noche...

-Escenarios algo vacíos para lo que cabría esperar, aunque bien resueltos.

-Dificultad a la hora de apuntar con el mando original de Playstation.

-Por limitaciones de harwdware, los cuerpos abatidos desaparecen sin dejar rastro.

-Enemigos completamente sordos y a veces hasta ciegos.

16 de diciembre de 2020. 13:10

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