20 de marzo de 2021
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Xogo - Retro: Análisis de Blood (PC)

3/20/2021

Uno de los más tremendos videojuegos que he podido disfrutar a lo largo de toda mi vida, también habitual de los viejos CDMix acompañando al Ignition de hace sólo semanas, es el que cubre con letras bañadas en sangre el análisis de la entrada de hoy. Blood, título escalofriante y añejo, amante del gore y la casquería, con más personalidad que la mayoría y que rivaliza en talentos con míticos videojuegos en primera persona de la vieja escuela como Shadow Warrior, Duke Nukem 3D y Doom.   

Blooodd... cuanto más saques la lengua, mejor.

Desarrollado por Monolith y distribuido por GT Interactive (que más tarde pasaría a ser Infogrames) a mediados del año 1997, Blood nos sumerge sin freno en un universo oscuro y satánico, donde criaturas de todo tipo y a cada cual más horrible se enfrentan a Caleb, nuestro protagonista, en una espiral de violencia y disparos, locura y rituales, con las tripas desparramadas por un suelo lleno de pulgas, pequeñas dosis de humor  y la más absoluta desesperación.

Mi nombre es Caleb. I live... again... 

Historia:

Recuerdo con no poca nostalgia la primera vez ante este gran título corriendo en la pantalla de mi viejo Pentium 166 de Centro Mail. Entonces, y al menos así me lo parecía, un videojuego extraño y sangriento sobre el que a medida que iba jugando iba aprendiendo con cierta torpeza cómo sobrevivir. Sus enemigos, tanto vivos como nomuertos y su fiereza imparable, convertían algunos pasajes del clásico en una experiencia que pocos títulos posteriores lograron superar. En cuanto a nosotros, a los mandos de Caleb, un pistolero hastiado de todo y con un pasado violento en la Texas de 1800, nos vemos envueltos en una odisea de traiciones y engaños al habernos enamorado pérdidamente de una desgraciada pero a su vez desquiciada mujer: Ophelia. A través de ella y por su mala cabeza, Caleb es convencido para participar en el credo de un Culto llamado la Cábala, sin tener la menor idea de lo que está a punto de suceder. El comienzo de su tormento y posterior sacrificio, condenado a morir y yacer en la oscuridad de su sepulcro para toda la eternidad. 

Bienvenidos al Culto. Bienvenidos al horror. Bienvenidos al nuevo despertar. Muchas incógnitas y preguntas que vamos a descubrir. 

¡Heavy Metaaaaaaaaal! (imagen de gry-online.pl)

Gráficos:

Tras el inicio de la aventura con la ya mítica frase (I live... again...) nuestro cadáver incorrupto se despierta en el camposanto más triste y solitario que hayamos visto jamás, lo primero que nos llama la atención es el aspecto sucio y decadente con el que los creadores han dejado su impronta tanto en arquitectura como el terreno gracias al uso de su tecnología con patente de "Build" (motor 3D en este caso vitaminado y que nos recuerda en todo momento a otros clásicos como Shadow Warrior y Duke Nukem 3D). Colores, texturas, decorados, entornos e incluso enemigos, muestran una atmósfera por completo opresiva y oscura, inclusive en espacios abiertos, teniendo en todo momento la incómoda certeza de que nuestro milagroso resurgimiento de entre los muertos no será en absoluto un paseo agradable y que más pronto que tarde nos tocará sufrir. No en vano Blood toma prestado elementos y detalles tanto de Edgar Allan Poe como otros Lovecraftianos, dando forma y cuerpo a todo ese ambiente bizarro de gore, terror y ciencia ficción. Todo un acierto además, y que le confiere una personalidad única y muy propia, donde entre algunas de sus virtudes y, por qué no, entretenimientos, será la de regocijarse ante extremada violencia que aplicaremos. Patear la cabeza cortada de algunos de los enemigos o reventar en mil pedazos el cuerpo de un acólito mientras el chorro de sangre salpica paredes, ventanas y suelo son, de hecho, de los mejores recuerdos que tengo como jugador en solitario y con compañeros. 

Entrando más en  detalles por obra y gracia del motor Build, sin duda es Blood un aventajado a los que se le parecen (los que usan su misma tecnología, vamos, aunque en el año de su salida y comparándolo con otros juegos como Unreal, era un título ya desfasado), pues mientras los juegos en primera persona que usaban sprites para representar la totalidad de los elementos, éste destacaba -sin desdeñar las técnicas clásicas habituales- por hacer uso de voxels para dibujar determinados detalles como las armas, munición y algunos otros objetos. A más cantidad de voxels más definición y realismo que, traducido en pantalla, le otorga un aspecto pixelado pero mucho más cercano a lo que -salvando las distancias de otros motores más evolucionados como el ya mencionado- se entedía por efecto tridimensional. Técnica como tal y con este nombre, vio sus inicios con los clásicos Comanche, llegando a participar en el mismísimo y más moderno Minecraft.

El diseño de los niveles, magistrales por su detalle y parafernalia repleta de guiños al género, son sin embargo bastante lineales salvo por la búsqueda en ocasiones de llaves de colores, secretos y resolución de puzles, reparando ese pequeño defecto gracias a su variedad y ambientación. Raramente veremos texturas repetidas o que desentonen con la temática del nivel en juego, haciendo todavía más patente nuestra inmersión en un mundo que al mínimo fallo acabará con nosotros. Iglesias, criptas, lugares abandonados, casas solariegas, estaciones de tren o cementerios, todo, tanto enemigos como situaciones y lugares, son tan demenciales y están creados tan al dedillo en su empeño, que a veces no tendremos muy claro si pasaremos un mal rato o en realidad nos estamos divirtiendo. Si a eso le sumamos la actitud y carisma del pistolero protagonista así como las reacciones dramáticas de algunos de los enemigos en su sufrimiento o la multitud de guiños a sagas de videojuegos, películas y series, el resultado no puede ser más sugerente rozando prácticamente la perfección.

Zombis. Uno de los enemigos más comunes en todo el juego. (imagen de gry-online.pl)

Sonido:

Desde Caleb, que con sus comentarios y chascarrillos evoca en forma a Duke Nukem, hasta los acólitos bramando en un extraño latín culto mezclado con sánscrito y francés del cual os dejo enlace, todos los efectos de sonido así como su banda sonora, hacen que Blood desprenda un aroma envidiable al terrorífico cine de antaño que ya quisieran para sí otros videojuegos más modernos. El tono bizarro y siniestro, en ocasiones acompañado de retazos de humor negro, inflige un paroxismo nervioso y por momentos incómodo en la psique del jugador. No pocas veces doblaremos esquinas con paso dudoso ante el potencial sobresalto, esperando que algo se abra o, peor aún, que aparezca a nuestra espalda y corretee repentinamente a nuestro alrededor. La atmósfera conseguida es de las más sobresalientes que hayáis podido vivir en un videojuego.  

En cuanto a la banda sonora, de calidad sobrada y con algunas pistas realmente soberbias, en su conjunto concuerda con el ritmo, escenarios y estilo de juego que en ese momento tengamos en pantalla. Una en formato original con calidad CD y sólo disponible con el juego original (ocho), y otra en Midi, siendo en este caso trece las añadidas. 

Jugabilidad:

Como todo fps de la época que se precie, la premisa principal de Blood es tan simple como disparar y destrozar a todo aquello que se mueva. Para ello contamos con un arsenal atípico pero sobradamente efectivo. Algo tan básico como una "gancha" u horquilla, larga y punzante, evoluciona más tarde hasta las típicas escopeta y ametralladora (que también podremos usar a dos manos), un cañón de tipo Tesla que dejará frito a cualquier enemigo, cargas de dinamita que harán las delicias de los amantes del gore, el aerosol, la pistola de bengalas (para quemar enemigos) o el muñeco vudú. Casi todas las armas cuentan con un disparo secundario por lo general más potente y, algunas como la escopeta, la ametralladora y la pistola, podemos cargarlas junto a otra pareja a dos manos. Muy necesarias contra enemigos más implacables como las gárgolas o aquellos que ataquen en grupo. 

Algunos tramos son tan frenéticos que nos parecerán imposibles.  (imagen de gry-online.pl)

Frenesí absoluto, que es una palabra que pocas veces he utilizado en análisis alguno, define hasta qué punto el grado de acción y violencia del que hace gala este juego es un elemento más del entorno y por ello lo hace tan vivo e impredecible. A la naturaleza de los niveles se suma la variedad y el número de enemigos en los niveles de dificultad más elevados, comportándose en la mayoría de los casos como auténticos seres sanguinarios que no dudarán un instante en reventarnos los sesos a poco que asomemos el rostro. De todos, los más especiales para mi gusto y más genuinos que sin duda dan mucho más juego, son los fanáticos o acólitos; seguidores encapuchados de la Cábala que, profiriendo toda clase de juramentos en lenguas extintas, repartirán plomo y dinamita sin apenas respiro sobre nuestra posición. La inteligencia artificial, aunque no es ni por asomo la de otros juegos más memorables como el ya mencionado Unreal (del cual aquí os dejo otra reseña) es tan agresiva que sólo uno de ellos nos puede poner en más de un aprieto. Rápidos y letales. Si dudas, estás muerto. 

Como todos los juegos de la época y también debido a su exigencia, Blood cuenta con restauradores y botiquines gafas nocturnas, armaduras y otra serie de útiles. Material sin duda de primera necesidad. O por nombrar algún otro: las botas ligeras (que nos ayudarán a llegar a otros rincones de un salto), o los que durante un breve periodo de tiempo nos otorgarán invulnerabilidad o invencibilidad (no confuncir con imbecilidad, otro talento no tan oculto en algunas personas). 

¿Recuerdas el fuego cruzado de Doom? Ellos también. (imagen de gry-online.pl)

Otra de las cosas -puede que la que más- que me encantan de Blood, es que, aunque a primera vista parezca sólo un mata-mata, la mayoría de los encuentros se tornan espectaculares, pudiendo resolver el combate de formas bastante radicales gracias al armamento y sus posibilidades. Desde reventar barriles o grupos de zombis haciendo saltar todo por los aires, hasta convertirlos en chamusquina con una simple bengala, obligándoles a correr entre llamas hasta caer. Y si lo hace en un lugar repleto de dinamita, mucho mejor.

Y qué sería de la jugabilidad sin un buen motor de colisiones. En Blood, agacharse o moverse tiene consecuencias beneficiosas: perdiendo menos puntos de vida o evitando simplemente que nos den.

Multijugador

Con toda probabilidad lo que más puede atraer tanto a los clásicos como a los nuevos jugadores. Por suerte, todavía activo, aunque reducido a determinados círculos y foros. Con su propio armamento y reglas, del que destaco el Baño de Sangre o "BloodBath", donde lo único que tendremos que hacer es armarnos lo mejor que podamos y acabar con hasta ocho jugadores. Este modo es especial para todo tipo de perrerías. Desde aprovechar que el enemigo está casi abatido para rematarlo (quedándose a la merced de quien se le acerque) hasta ese pasillo lleno de cargas de dinamita esperando a alguna víctima. También existe un modo cooperativo y capturar la bandera al que podemos acceder mediante módem, conexión en red o en serie (tal y como lo recita el manual). Las opciones son muchas, permitiéndonos -si somos el anfitrión- elegir si queremos enemigos en nuestra contienda, el tipo de armas, reapariciones y el nivel elegido.

Algunas armas son propias de este modo, como la bola de cristal que ayuda a revelar la posición de otros jugadores. 

Mi copia de la época. Lamentablemente no conservo la caja de cartón original...

Conclusión:

Blood es un muy buen juego. Divertido y sangriento. Con una ambientación y gusto por la violencia y misterio que ni siquiera el Doom clásico llegaba a imaginar hasta la actualidad. Los enemigos, implacables, temibles y variados como pocos. La ambientación: brutal. Un título completamente adictivo y repleto de guiños, con pequeñas dosis de humor que lo hacen imprescindible. Violencia, multijugador, y una campaña demencial. No deseamos más. Totalmente recomendado. Un clásico que tienes que jugar.

Lo mejor:

-Varios episodios y niveles de dificultad.

-Mucha acción, gore y violencia.

-Elementos de "destrucción" como barriles y demás. 

-Atmósfera y ambientación incomparable. 

-Doble disparo y también secundario.

-Jefes finales.

-Habitaciones secretas.

-Repleto de guiños a series, películas y videojuegos. 

-Armamento y enemigos de lo más variado.

-Dosis de humor negro.

-Varias expansiones y mods (como BloodGTX) que le dan rejugabilidad casi infinita y gráficos mejorados.

-Comunidad todavía viva aunque residual como la mayoría de los juegos con tantos años.

-Jugabilidad muy dinámica. 

-Multijugador.

-CGI en cada capítulo, aunque muy mejorables.

-Tiene una segunda parte, aunque para mi gusto no llega a los niveles del primero.

-Está a la venta en Gog junto con algunos extras. (https://www.gog.com/game/blood_fresh_supply)

Lo peor:

-El multijugador, aunque vivo, es muy residual y cuesta encontrar lugares dedicados.

-Que no hayan hecho un remake u otro juego basado en la franquicia.

-Un poco lineal, aunque esto no tiene porque ser malo y con la caña que van a darte ni te enterarás.

Tres clásicos mano a mano y de especial relevancia en el mundo de los Fps.
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2 comments:

  1. Qué decir de semejante obra maestra del videojuguismo que no hayas dicho ya en tu reseña.

    Maravilloso Blood a la altura del resto de títulos que mencionas. De una época en lo que buscábamos la brutalitad, la casquería y poco más.

    Por cierto, tenemos la misma versión de Doom II en CD xD

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    Respuestas
    1. Sencillez sobre todo.

      Sobre la versión de Doom 2. Normalmente las prefiero con caja y diskette. El CD le quitó gran parte de la ranciedad al formato. Pero es una buena versión y además eso denota buen gusto (como no podía ser de otra forma), aunque ahora con la cantidad de mods, mapas y demás, cualquier Doom en físico se queda corto...

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